El caso de las influyentes tabacaleras


En 2005, el panista Miguel Ángel Toscano denunció que 

varios diputados recibieron sobornos de tabacaleras para no 

aprobar impuesto al tabaco. (Cuartoscuro)




Por Karla Garduño @ADNPolitico
Una de las industrias que más invierte en el cabildeo es la tabacalera. Sólo Philip Morris tiene a ocho personas registradas como cabilderas y, otras empresas, como British American Tobacco de México y Cigarros La Tabacalera Mexicana utilizan los servicios de diversos despachos profesionales.
Los intereses de esta industria se ven constantemente amenazados por el endurecimiento de las leyes para la protección de la salud, especialmente desde que en 2004 el gobierno mexicano suscribió elConvenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco.
Este convenio contempla normativas estructuradas sobre ciertos ejes como políticas fiscales más rigurosas, la prohibición de publicidad, promoción y etiquetado del tabaco (para prevenir el inicio del consumo y promover el abandono), así como la protección ante la exposición al humo del tabaco (prohibición de fumar en lugares públicos).
En un estudio titulado “Identificación de las estrategias de la industria tabacalera en México”, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) analiza las técnicas utilizadas por la industria tabacalera para intentar obstaculizar la implementación de los compromisos adquiridos por el gobierno.
A partir del testimonio de legisladores y cabilderos, el estudio del CIDE identifica al menos 11 tácticas utilizadas por la industria tabacalera, las cuales van desde el diálogo regular con legisladores, hasta el pago de campañas políticas, el soborno y la donación filantrópica. 
Aunque en 2007 finalmente se logró la aprobación de la Ley General para el Control del Tabaco, que establece áreas libres de humo y limita la publicidad de los cigarros, la presión de los cabilderos de las empresas tabacaleras ha surtido efecto.
De entrada, en el proceso de discusión de la Ley hubo varias modificaciones a favor de la industria. Por ejemplo, en lugar de establecer lugares totalmente libres de humo, la industria logró que se permitiera que en los espacios cerrados se crearan áreas para fumadores y que sólo el 30 por ciento de las caras de las cajetillas se destinaran para los pictogramas de advertencia.
El tema del impuesto al tabaco mantiene en constante actividad a los cabilderos de la industria. En el periodo 2000-2006, señala el estudio del CIDE, las cigarreras lograron que los incrementos a las tasas fiscales a sus productos no fueran significativos.
Para 2010, la Cámara de Diputados aprobó la propuesta del Ejecutivo de aplicar un impuesto gradual al tabaco que en 2013 alcanzara los dos pesos; sin embargo, cuando el proyecto de Presupuesto de Egresos llegó a la Cámara Alta, los senadores decidieron que el impuesto se aplicara completo desde el primer año.
Al volver a la Cámara de Diputados, la propuesta volvió a su forma original, conservando la gradualidad en la aplicación del impuesto y, después de intensos debates y discusiones en ambas Cámaras, triunfó la propuesta del impuesto gradual.

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